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No basta, no es suficiente quejarse cuando la inseguridad es un problema que afecta a casi todo el país mientras que los responsables de dar seguridad a la población niegan su existencia o le restan importancia y lanzan dichos y miradas fulminantes contra quienes opinan diferente a ellos.
No basta quejarse, cuando en la zona centro-sur del estado se contabilizó el desaparecido número 192, cuando la policía desaloja con violencia a mujeres buscadoras de familiares desaparecidos, cuando jóvenes incurren en acciones violentas debido al fácil acceso a las drogas.
No basta con lamentarse y rezar cada día para que familiares y amigos no sean víctimas de abuso, violencia y robo cometidos por el grupo policial de élite que el gobierno envió para proteger a la población en Carrillo Puerto.
El problema de la inseguridad, violencia, perdida de vidas de inocentes que quedaron en medio de enfrentamientos o persecuciones de fuerzas policiales contra delincuentes, permea casi todo el país.
Culiacán, en Sinaloa, es la muestra más clara: 200 muertes violentas durante los enfrentamientos entre carteles luego de la captura de dos capos en septiembre; atentados contra periódicos. Súmese desapariciones y muertes de personas defensoras de derechos humanos, ambientalistas, penalistas y las criminales acciones de grupos paramilitares contra comunidades mayas en Chiapas ante la indiferencia del gobierno de México.
No, no basta, no es suficiente, es necesario retornar a la vida en comunidad, a la ayuda mutua, a la solidaridad entre personas, es indispensable exigir que los gobiernos municipal, estatal y federal cumplan con su obligación de dar a los pobladores seguridad, paz y justicia con dignidad en un contexto democrático. Solo así podremos aceptar y creer que les interesa realmente el bienestar de todos.
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